Utilizando la vegetación insular (platanera, pitera…) como elemento compositivo, Santana presenta en esta ocasión, un emocionado recorrido a través del jardín primigenio que realiza a partir de lo que ella llama “metáforas del Paraíso”.
Es en 1990 cuando a través de su interesante intervención titulada Alfabeto para una Isla, comienza de forma más profunda su reflexión sobre la naturaleza del jardín primitivo.
Desde entonces, desarrolla esta idea en diversas exposiciones creadas con ramas, hojas de drago, troncos, raíces y escogidas pinturas que complementan una geografía de paraísos perdidos en la memoria.